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Sábado, 04 Febrero 2017

El miembro fantasma, una ausencia muy presente

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Aunque es muy difícil determinar la prevalencia exacta del síndrome del miembro fantasma, los expertos estiman que alrededor de un 70 por ciento de las personas que han sufrido una amputación siguen percibiendo el miembro amputado. Para describir este fenómeno, Enrique Ortega, Jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Rio Hortega de Valladolid, distingue tres posibles cuadros. ”En el primero de ellos, el paciente siente el miembro amputado y habitualmente no genera problemas. En el segundo lo que duele es el muñón. Esto implica problemas o bien por la adaptación de la prótesis, o bien porque se han quedado cicatrices en los nervios”. “Y, por último -explica Enrique Ortega- puede ocurrir que al paciente le duela el miembro que no tiene”.

 

Cuando esto sucede, Carlos Ventosa, presidente de la Asociación Nacional de Amputados de España (ANDADE), advierte de que “el dolor puede llevar aparejada derivadas muy graves”. Por eso, desde ANDADE se está luchando por conseguir que las aseguradoras lo tengan presente a lo hora de calcular las indemnizaciones en casos de accidentes.

 

Un misterio para la ciencia

Seguramente, lo que más cuesta entender de este fenómeno es la existencia de un dolor en un miembro que no existe. ¿Cómo es posible que le llegue al cerebro un estímulo doloroso sin la existencia de los músculos o los nervios del pie amputado? “Porque el sistema nervioso sigue existiendo. Los circuitos neuronales que procesan ese estimulo siguen existiendo, aunque el estímulo no sale de la zona amputada, porque evidentemente no existe, sino de los nervios cortados y que empiezan en el muñón”, aclara Enrique Ortega.

 

Y, aunque cada día se sabe más sobre este tema, los expertos no pueden explicar por qué se produce o, por qué se produce en unas personas y en otras no, o por qué a unas personas le desaparece con el tiempo y a otras les dura toda la vida. En las primeras investigaciones se creía que estos síntomas eran debidos a razones psiquiátricas. Sin embargo, un estudio realizado por la Universidad de Oxford y publicado en la revista eLife, ha demostrado la realidad física de este fenómeno. En estas investigaciones se utilizaron resonancias magnéticas de ultra alta resolución con las que se examinó el cerebro de personas que habían sufrido amputaciones para ver qué cambios se producen tras la pérdida de un brazo. El cerebro de los amputados conserva un mapa increíblemente detallado de la mano que les falta y de cada uno de los dedos. “Los resultados de este estudio son muy importantes porque, aunque se intuía desde hace tiempo, esto demuestra que la percepción es real” aclara el doctor Ortega.

 

Lo que todavía sigue siendo un misterio es si es el mapa de la mano conservado en el cerebro el que provoca las sensaciones de miembro fantasma, o si son las sensaciones las que hacen que se conserve el mapa de la mano en el cerebro.

 

 

El mejor remedio: una mentalidad positiva

El tratamiento del dolor fantasma debe ser individual y personalizado, no solo porque el dolor es una de las percepciones más subjetivas que existen, sino porque el miembro fantasma es tan único como la persona que lo padece. Aun así, los tratamientos más habituales son los farmacológicos como: los opiáceos, derivados de la morfina; los antidepresivos y los antiepilépticos, “porque producen alteración de la trasmisión del impulso doloroso”, afirma el neurólogo. “Y si con estos fármacos no lo hemos controlado –continúa –  usamos técnicas de implantes de electrodos”.

 

También, se está avanzando mucho en técnicas que recuerdan a la realidad virtual, donde las extremidades artificiales son controladas directamente por el cerebro mediante electrodos implantados en la corteza cerebral. Aunque estas técnicas están todavía en fase muy experimental y hay que tomárselas con prudencia, porque pueden crear falsas expectativas en los pacientes.

 

Pero tan importante como un buen tratamiento es la actitud de las personas. “El paciente que es capaz de vivir de acuerdo a su nueva situación tiene menos complicaciones”. Por esta razón, el neurólogo subraya que es muy importante el apoyo psicológico.

 

En este sentido, Gloria García, psicóloga de ANDADE y Directora de la ONG Stop Accidentes añade que: “la parte emocional también hay que cuidarla”. El miembro fantasma, como casi todas las enfermedades, tiene un aspecto físico y otro emocional, por eso: “es esencial que el enfermo acepte lo que le pasa, que esté motivado y tenga una actitud positiva”.

 

Por eso, en opinión de la experta en psicología, a la hora de combatir el dolor son muy eficaces las técnicas de distracción con las que concentrar la atención en aspectos positivos de la vida del paciente que ayuden a olvidar el dolor. Todo esto contribuye a que, poco a poco, la persona acepte su situación y pueda seguir con la vida que llevaba antes, pero adaptada a las nuevas circunstancias.

 

“Lo normal es que, si la actitud del paciente es positiva, con el tiempo disminuya la percepción del miembro fantasma y acabe integrando esa perdida”, afirma Hipólito Merino, Catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela.

 

En este sentido, Emilia Bravo, persona que lleva más de treinta años amputada, reconoce que el miembro fantasma forma parte de su vida. “Ahora es un compañero que de vez en cuando resulta desagradable. Te obliga a activarte”, concluye.

 

Fuente: Refugio Martínez. SERVIMEDIA. Foto de portada: Freepik.

 

**Una versión más amplia de este reportaje será publicada en el próximo número de la Revista ANDADE**

 

 

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